La industria de los exoesqueletos está llamada a importantes crecimientos en los próximos años. Este sector estaría valorado en estos momentos en unos 116 millones de dólares según un informe de
Markets and Markets y la cifra superaría los 600 millones de dólares en 2022 según otro informe de
Juniper Research. Se trata de unos aparatos que colocamos en nuestro torso y en nuestras extremidades, que tienen motores o sistemas hidráulicos en las articulaciones, como la cadera, la rodilla, el codo o el tobillo, y que permiten inducir los movimientos de esas articulaciones. En el ámbito de la salud se pueden usar y se usan para la rehabilitación de personas con problemas de movilidad e incluso para quienes no pueden andar. Hay software orientado a medir los impulsos cerebrales y accionar estos sistemas de movimiento de forma autónoma. También se emplean en la industria para ayudar a los operarios a la hora de coger cargas, mantener lo brazos en posiciones incómodas o para la prevención de riesgos laborales. Los usos militares también están sobre la mesa y empiezan a aparecer exoesqueletos para el ámbito deportivo. Charlamos sobre exoesqueletos con Carlos Fernández, CEO de
Gogoa Mobility Robots, una empresa que fabrica exoesqueletos orientados a la salud, la industria y el ocio.
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