Casi todos los expertos coinciden en que este año 2015, en lo que a Nuevas Tecnologías se refiere, va a ser el año de Internet de las Cosas. Cuando hablamos de este concepto nos referimos a la capacidad de que los aparatos y dispositivos de nuestro entorno puedan compartir información entre sí a través de Internet. Estas tecnologías tienen aplicaciones en diferentes ámbitos. La domótica nos permite controlar de manera inteligente, sostenible y remota lo que ocurre en nuestras casas. Desde el consumo energético, pasando por la activación de electrodomésticos o calefactores, hasta la supervisión mediante cámaras y sensores de lo que ocurre en el interior. Toda esta información llega a un ordenador central que se encarga de analizarla y trasladárnosla de manera efectiva. Empresas vascas punteras en este sector son Wattio, DomoAlert o Araba Domotic.
No nos olvidemos de los frigoríficos inteligentes que nos avisan cuándo se termina un producto o está a punto de caducar o cepillos de dientes eléctricos que proporcionan a los padres información sobre su uso por parte de sus hijos.
Prácticamente cualquier aparato eléctrico puede convertirse en un dispositivo inteligente gracias a la incorporación de microchips y conexión a Internet. Esa es una de las labores de la empresa navarra Embeblue.
Las Smart Cities o Ciudades Inteligentes son otro concepto relacionado con Internet de las Cosas. Hay múltiples ejemplos. Es el caso de la vasca Dinycon Sistemas que trabaja en una tecnología que, mediante sensores, es capaz de detectar si una plaza de aparcamiento queda libre en Donostia y trasladar esa información en tiempo real a los conductores.
Por cierto, que Internet de las Cosas también va llegando poco a poco a los automóviles, capaces de enviar información sobre una avería en tiempo real a un taller o realizar pagos sin salir del vehículo. Los guipuzcoanos MugiBox están trabajando en un modem Wifi para turismos.
El reto de esta tecnología va a ser la seguridad para preservar que esa información o el control remoto de los dispositivos no caigan en manos de terceras personas.
No nos olvidemos de los frigoríficos inteligentes que nos avisan cuándo se termina un producto o está a punto de caducar o cepillos de dientes eléctricos que proporcionan a los padres información sobre su uso por parte de sus hijos.
Prácticamente cualquier aparato eléctrico puede convertirse en un dispositivo inteligente gracias a la incorporación de microchips y conexión a Internet. Esa es una de las labores de la empresa navarra Embeblue.
Las Smart Cities o Ciudades Inteligentes son otro concepto relacionado con Internet de las Cosas. Hay múltiples ejemplos. Es el caso de la vasca Dinycon Sistemas que trabaja en una tecnología que, mediante sensores, es capaz de detectar si una plaza de aparcamiento queda libre en Donostia y trasladar esa información en tiempo real a los conductores.
Por cierto, que Internet de las Cosas también va llegando poco a poco a los automóviles, capaces de enviar información sobre una avería en tiempo real a un taller o realizar pagos sin salir del vehículo. Los guipuzcoanos MugiBox están trabajando en un modem Wifi para turismos.
El reto de esta tecnología va a ser la seguridad para preservar que esa información o el control remoto de los dispositivos no caigan en manos de terceras personas.
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