Este 2014 se va a seguir hablando y mucho de las tecnologías en 3D. No solo en lo que se refiere al cine o los televisores, ni la que se aplica a la fotografía o a los videojuegos. La impresión en tres dimensiones está llamada a revolucionar nuestras vidas.
Las impresoras en 3D permiten crear objetos en tres dimensiones de diferentes materiales. Tan solo hace falta que estén previamente diseñados digitalmente en los tres ejes cartesianos.
Lo que va a revolucionar este sector va a ser la bajada de precios de las impresoras, cada vez más asequibles para algunos bolsillos. Las impresoras domésticas, más pequeñas y limitadas que las profesionales, se pueden encontrar por menos de 1.000 euros.
Y también destaca cómo van apareciendo nuevos productos a partir de los cuales poder construir nuestros objetos. Los recambios son como carretes de un material plástico hilado que se va deshaciendo y moldeando en función de nuestras necesidades. Hay materiales de diferentes consistencias y de todos los colores imaginables.
En el campo de las impresoras profesionales las hay que son capaces de moldear metales. En Estados Unidos han ido más allá e incluso entre esos material han incluido las células madre. La impresora va acumulando células madre hasta crear una hamburguesa o un órgano humano. Esta es la teoría, quizá este año podría ser una realidad.
Lo cierto es que la impresión en 3D sirve para crear objetos que de otra manera habría que dar forma previamente mediante un molde o plantilla, con los gastos que ello conlleva.
Pero el futuro de la impresión en tres dimensiones va íntimamente ligada a la existencia de patrones o diseños en 3D que imprimir. Cada vez hay más creadores que utilizan herramientas como Autocad para dar forma a sus proyectos y muchos de ellos los comparten de manera gratuita en repositorios en Internet.
Pero otra revolución en ciernes está en el escaneado en tres dimensiones. Ya es posible escanear objetos, personas e incluso edificios para reproducirlos a escala. Por ejemplo, el campo de San Mamés de Bilbao fue escaneado en 3D antes de derribarlo para que futuras generaciones puedan conocerlo.
Los escáneres en 3D cada vez son más asequibles económicamente y su manejo bastante sencillo. La combinación de impresoras y escáneres 3D abre las puertas a un mundo nuevo especialmente en los ámbitos empresariales y educativos.
Las impresoras en 3D permiten crear objetos en tres dimensiones de diferentes materiales. Tan solo hace falta que estén previamente diseñados digitalmente en los tres ejes cartesianos.
Lo que va a revolucionar este sector va a ser la bajada de precios de las impresoras, cada vez más asequibles para algunos bolsillos. Las impresoras domésticas, más pequeñas y limitadas que las profesionales, se pueden encontrar por menos de 1.000 euros.
Y también destaca cómo van apareciendo nuevos productos a partir de los cuales poder construir nuestros objetos. Los recambios son como carretes de un material plástico hilado que se va deshaciendo y moldeando en función de nuestras necesidades. Hay materiales de diferentes consistencias y de todos los colores imaginables.
En el campo de las impresoras profesionales las hay que son capaces de moldear metales. En Estados Unidos han ido más allá e incluso entre esos material han incluido las células madre. La impresora va acumulando células madre hasta crear una hamburguesa o un órgano humano. Esta es la teoría, quizá este año podría ser una realidad.
Lo cierto es que la impresión en 3D sirve para crear objetos que de otra manera habría que dar forma previamente mediante un molde o plantilla, con los gastos que ello conlleva.
Pero el futuro de la impresión en tres dimensiones va íntimamente ligada a la existencia de patrones o diseños en 3D que imprimir. Cada vez hay más creadores que utilizan herramientas como Autocad para dar forma a sus proyectos y muchos de ellos los comparten de manera gratuita en repositorios en Internet.
Pero otra revolución en ciernes está en el escaneado en tres dimensiones. Ya es posible escanear objetos, personas e incluso edificios para reproducirlos a escala. Por ejemplo, el campo de San Mamés de Bilbao fue escaneado en 3D antes de derribarlo para que futuras generaciones puedan conocerlo.
Los escáneres en 3D cada vez son más asequibles económicamente y su manejo bastante sencillo. La combinación de impresoras y escáneres 3D abre las puertas a un mundo nuevo especialmente en los ámbitos empresariales y educativos.
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